sábado, 30 de abril de 2011
viernes, 15 de abril de 2011
Niño de 4 años Fanatico del Transantiago!!!!
Mati es el único terrícola fanático del Transantiago!
Matías Rivadeneira (4) podría tener callos en las manitos con tanto PlayStation o vivir pegado al Canal Disney como varios niños de su edad. Pero su pasión es muy distinta: Le encanta el Transantiago. Y no es talla.
El peque es medio reservado, pero cuando le hablan del plan estrella de transportes, le brillan los ojitos y enciende el motor como si estuviese manejando un bus oruga.
"Me gustan los buses grandes, porque tienen cabeza de robot", lanza.
A los 2 años Matías se subió a una micro acompañado por su mamá y ahora no para. En vez de jugar en la plaza, el chiquitín prefiere como panorama de fin de semana salir a pasear en Transcacho. El auto familiar o el taxi no le atraen mucho.
"A veces he cargado 10 mil pesos en la tarjeta bip! para sacarlo a pasear. Le encanta salir a conocer recorridos nuevos y ya hemos viajado por Santiago, Las Condes, Ñuñoa, Maipú, Renca, La Cisterna y San Joaquín. A veces nos vamos hasta el terminal, porque le gusta conocer los lugares donde duermen las micros. Hay varios choferes que ya lo conocen y siempre lo saludan", señaló Karen, su mamá.
El pequeño aún no entra al colegio, pero ya se conoce algunos recorridos de memoria. Sobre todo los que pasan por fuera de su depa en Provi.
"Me gusta la 504, 503, 103 y 104. Prefiero los buses grandes a los alimentadores", contó el Mati.
Cuando se sube a un bus oruga, no le importa la incomodidad y le encanta irse parado. "Me gusta ir donde está el timbre", confesó.
Pese a su corta edad, conoce las micros mejor que muchos. Sabe que los asientos naranjas son para personas con discapacidad, viejitos o embarazadas, y no tiene pelos en la lengüita para llamarle la atención a los buches que no dan el asiento.
"Yo creo que lo más sorprendente es la conciencia que tiene. Él se empina para pasar la tarjeta y se enoja cuando la gente no paga su pasaje. A veces me dice que tal o cual micro no lleva martillo o extintor. Incluso se enoja cuando los choferes hacen andar la micro con las puertas abiertas", contó su mami.
A diferencia de la mayoría, que empieza con contracciones intestinales cuando le hablan del Transguata, Mati se pega a la tele cuando dan noticias de la "maravilla".
Su pasión llega a tanto, que fabrica buses con plasticina para jugar y tiene al muñeco Boss Lay Years con depre por falta de atención. ¡Ah! Y pone los buses uno tras otro porque hasta en la imaginación de un pequeño las orugas arman tacos en las vías exclusivas.
"También tengo unos mapitas del Transantiago. Mira, por acá pasa la 504 y la 503", muestra los recorridos con detención.
La madre escribió al ministerio para contar sobre la "obsesión" de su peque, y el titular de Transportes, Pedro Pablo Errázurriz, lo recibirá hoy.
- ¿Qué es lo que más te gusta del Transantiago?
- Los colores de los buses. Deberían tener más colores. Me gusta ver a la gente. Pero me gustan más vacías que llenas.
- ¿Y con el Metro no pasa nada?
- Sí, me gusta, pero prefiero los buses grandes.
- ¿Y qué no te gusta?
- Que no le dan el asiento a los abuelitos
Peque de 4 años pasea días enteros en buses orugas y ya conoce de memoria algunos recorridos.
Por Ronald Henríquez | 14.04.2011
Matías Rivadeneira (4) podría tener callos en las manitos con tanto PlayStation o vivir pegado al Canal Disney como varios niños de su edad. Pero su pasión es muy distinta: Le encanta el Transantiago. Y no es talla.
El peque es medio reservado, pero cuando le hablan del plan estrella de transportes, le brillan los ojitos y enciende el motor como si estuviese manejando un bus oruga.
"Me gustan los buses grandes, porque tienen cabeza de robot", lanza.
A los 2 años Matías se subió a una micro acompañado por su mamá y ahora no para. En vez de jugar en la plaza, el chiquitín prefiere como panorama de fin de semana salir a pasear en Transcacho. El auto familiar o el taxi no le atraen mucho.
"A veces he cargado 10 mil pesos en la tarjeta bip! para sacarlo a pasear. Le encanta salir a conocer recorridos nuevos y ya hemos viajado por Santiago, Las Condes, Ñuñoa, Maipú, Renca, La Cisterna y San Joaquín. A veces nos vamos hasta el terminal, porque le gusta conocer los lugares donde duermen las micros. Hay varios choferes que ya lo conocen y siempre lo saludan", señaló Karen, su mamá.
El pequeño aún no entra al colegio, pero ya se conoce algunos recorridos de memoria. Sobre todo los que pasan por fuera de su depa en Provi.
"Me gusta la 504, 503, 103 y 104. Prefiero los buses grandes a los alimentadores", contó el Mati.
Cuando se sube a un bus oruga, no le importa la incomodidad y le encanta irse parado. "Me gusta ir donde está el timbre", confesó.
Pese a su corta edad, conoce las micros mejor que muchos. Sabe que los asientos naranjas son para personas con discapacidad, viejitos o embarazadas, y no tiene pelos en la lengüita para llamarle la atención a los buches que no dan el asiento.
"Yo creo que lo más sorprendente es la conciencia que tiene. Él se empina para pasar la tarjeta y se enoja cuando la gente no paga su pasaje. A veces me dice que tal o cual micro no lleva martillo o extintor. Incluso se enoja cuando los choferes hacen andar la micro con las puertas abiertas", contó su mami.
A diferencia de la mayoría, que empieza con contracciones intestinales cuando le hablan del Transguata, Mati se pega a la tele cuando dan noticias de la "maravilla".
Su pasión llega a tanto, que fabrica buses con plasticina para jugar y tiene al muñeco Boss Lay Years con depre por falta de atención. ¡Ah! Y pone los buses uno tras otro porque hasta en la imaginación de un pequeño las orugas arman tacos en las vías exclusivas.
"También tengo unos mapitas del Transantiago. Mira, por acá pasa la 504 y la 503", muestra los recorridos con detención.
La madre escribió al ministerio para contar sobre la "obsesión" de su peque, y el titular de Transportes, Pedro Pablo Errázurriz, lo recibirá hoy.
- ¿Qué es lo que más te gusta del Transantiago?
- Los colores de los buses. Deberían tener más colores. Me gusta ver a la gente. Pero me gustan más vacías que llenas.
- ¿Y con el Metro no pasa nada?
- Sí, me gusta, pero prefiero los buses grandes.
- ¿Y qué no te gusta?
- Que no le dan el asiento a los abuelitos
martes, 12 de abril de 2011
Vocación
¿Es importante la vocación al momento de escoger una carrera?
Sin duda esta es una de las decisiones mas importantes que se toman en la vida, ya que esta ayudara a definir lo que harás a futuro.
Al momento de escoger una carrera las personas evalúan variados factores como el puntaje obtenido, la ciudad a la que se irán, si alcanza el dinero, si tienen posibilidad de obtener becas etc. Pero pocas veces se toma en cuenta la vocación, pocas veces las personas dicen “ yo quiero estudiar enfermería porque quiero curar y cuidar personas” o “ yo voy a estudiar pedagogía porque quiero ayudar a formar niños que luego serán nuestro futuro” y esto ciertamente no debiera ser así, lo primero que uno se debe preguntar es ¿ Qué es lo quiero hacer yo para aportar a la sociedad?, ¿Qué carrera y que profesión me va dejar una paz en el corazón?, porque es realmente lo que quiero hacer , es mi vocación.
Tal vez este es uno de los motivos de porque la sociedad esta como está ,con profesionales incompetentes que no hacen bien su trabajo, qué lo único que les importa es ganar dinero.
Por ejemplo un profesor que estudio pedagogía porque no le alcanzo el puntaje para estudiar otra carrera y ahora hace clases porque de algo tiene que vivir pero no por ayudar a estos niños y jóvenes , no les ayuda a formarse , no les entrega valores , no realiza su trabajo por amor a este sino porque es lo único que puede hacer.
Nuestra cultura, la sociedad debería cambiar su manera de enfrentar este tema y si esto ocurriera lo más probables es que vivamos con personas más felices estudiando y trabajando en lo que siempre quisieron, los profesores estarían dispuestos a responder todas y cada una de las inquietudes de sus alumnos , las personas del área de la salud se preocuparía tanto de de curar a la personas como también de darle apoyo si es que tiene una enfermedad grave, también a no discriminar personas por su nivel socioeconómico o raza, hay que ayudar a todos por igual, hay que educarlos a todos y formarlos a todos sin distinción alguna.
Sin duda si todo lo anteriormente mencionado ocurriera tendríamos una comunidad mejor.
Angélica Balldares
lunes, 11 de abril de 2011
Jardín Infantil más moderno de la región fue inaugurado en Curicó
Jardín Infantil Betty | Sol de Septiembre
Jardín Infantil Betty | Sol de Septiembre
Más de doscientas sonrisas de niños y niñas del jardín infantil “Betty” de Curicó presenciaron la esperada inauguración de la reposición completa de este centro educativo que fue durante varias décadas de madera y que hoy resulta ser el más moderno de la región del Maule.
La reposición del jardín infantil tuvo un costo de 677 millones de pesos de inversión, y cuenta con elevador y acceso iluminado para discapacitados, múltiples salas de: ciencias experimental, computación, arte, además sala de amamantamiento, psicomotricidad para combatir la obesidad infantil, biblioteca, servicio de red húmeda para emergencia, luces de emergencia en todas las dependencias, entre otros adelantos.
Hernán Ortiz, vicepresidente ejecutivo de JUNJI, se manifestó “orgullo por ofrecer a la comunidad un jardín infantil con todos estos avances y comodidades, y a la vez se convierte en un incentivo a continuar trabajando para que los niños de todo el país sigan recibiendo la educación inicial de calidad que JUNJI ha entregado durante 41 años”.
El intendente regional, Rodrigo Galilea, indicó que “estamos en presencia de un jardín de lujo, el más moderno de la región y seguramente uno de los más grandes del país, por tanto acá con esta infraestructura de calidad se dan todas las condiciones para que se pueda realizar un trabajo maravilloso con los niños que en este lugar reciben cariño y seguridad emocional que los marca para el resto de sus vidas”.
Además de las autoridades mencionadas anteriormente, participaron la gobernadora provincial de Curicó, Isabel Margarita Garcés, el alcalde Hugo Rey, consejeros regionales y la directora regional de JUNJI, Andrea Obrador, quienes presenciaron con gran entusiasmo esta particular celebración.
Por Consuelo Pérez | Periodista Lunes 11 de abril 2011
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Masaje infantil
Los masajes son uno de los momentos preferidos de los bebés. Durante el masaje los pequeños sienten una sensación muy agradable porque no se trata sólo del contacto de pieles, sino también de percibir sensaciones a través del oído, el olfato y la visión.
Si el masaje forma parte de una rutina diaria, el bebé sabrá, por ejemplo, que después del baño y antes de que le pongan su ropita, alguien (sea la madre o el padre u otra persona) le proporcionará este momento tan esperado. Al oír a su madre extenderse el aceite o la crema por las manos, el bebé ya se sentirá preparado para vivir la agradable experiencia del masaje.
En estos breves minutos, el bebé encontrará la paz y disfrutará de un enorme placer. A la mayoría de los bebés les encantan el contacto físico y no es de extrañar que los masajes tengan un efecto tan calmante y relajante para ellos.
Fábula
La liebre y la tortuga
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la más veloz y se jactaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! -decía la liebre burlándose de la tortuga.Un día, a la tortuga se le ocurrió hacerle una inusual apuesta a la liebre.
-Estoy segura de poder ganarte una carrera -le dijo.
- ¿A mí? -preguntó asombrada la liebre.
- Sí, a ti. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
La liebre, muy ufana, aceptó.
Todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada, y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Confiada en su ligereza, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego, empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. Salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: la tortuga había ganado la carrera.
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
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